6ta Semana de Peregrinación con María Inmaculada 16-11-18

Continuamos peregrinando con María, es importante ir con el corazón abierto, siendo generosos con Dios, para que el obre en nosotros.

María es la estrella de la esperanza, la Madre de la Esperanza porque fue humilde esclava del Señor, porque vivió en el contacto íntimo y permanente con la Palabra de Dios, porque se fió de Dios, porque dijo (sí) en la Anunciación y en sus entrañas purísimas se encarnó el Dios de la Vida y de la Esperanza.

Seguimos caminando por las calles de Yaritagua, sector la Concepción, junto a nuestra Madre María, que nos conduce a Cristo. María nos acompaña en el camino de nuestra vida, al igual que acompañó a su Hijo Jesucristo desde la cuna hasta la cruz.

La imagen de la Virgen María nos ayuda a recordar que ella siempre permanece con nosotros.

El mismo Cristo la honró por ser su Madre. Con gran devoción la imitemos, ya que nos la dejó por nuestra Madre, para acompañarnos en nuestro caminar hacia la Vida Eterna.

La Madre de nuestro Señor vivió, durante su vida terrena, siempre atenta a las necesidades de los demás. Hoy continúa desde el cielo velando por las necesidades de todos Venezolanos, sus hijos, para pedirle a su Hijo Jesucristo que nos ayude en medio de todas estas dificultades que vivimos.

María, en todo es amor.

La Virgen María, a pesar de ser la Madre de Dios, vivió siempre con humildad y sencillez, reconociéndose insignificante ante la grandeza del Señor.

Plegaria a la Virgen de la Esperanza

Santa María, Madre de Dios y Madre nuestra,enséñanos a creer, esperar y amar contigo.

Indícanos el camino hacia el Reino.

Estrella del mar, brilla sobre nosotros y guíanos en nuestro camino.

Virgen Inmaculada, muéstranos la belleza de la gracia, el esplendor de la santidad. Ayúdanos a combatir el pecado y a buscar el perdón.

Tu Hijo es la Gracia, el Esplendor de la santidad, Quien quita el pecado del mundo y Quien, con su sangre derramada en la cruz, nos abraza en el perdón, en la reconciliación y en la paz.

Santa María de la Esperanza, mantén el ritmo de nuestra espera y de nuestra esperanza, que solo se muestran, se demuestran y se avalan en el amor, en las obras de caridad y en la coherencia cristiana de vida. Amén.