Reciban un cordial saludo, a todos los que a través de este blog de la PARROQUIA INMACULADA CONCEPCIÓN, de Yaritagua, Municipio Peña Estado Yaracuy, Venezuela están en contacto. Queremos crecer como una comunidad cristiana que ANUNCIA, FORMA, CELEBRA Y DA TESTIMONIO DE NUESTRO SEÑOR JESUCRISTO. Todos los cristianos, nos sentimos invitados y llamados a asumir el compromiso de evangelizar de la que cada uno somos corresponsables. Párroco Jesús Antonio Acero.

Se Invita a la Feligresía en general, a participar de las Charlas de Formación los días martes a partir de las 5:30pm


jueves, 31 de mayo de 2018

Coronación de la Virgen 31-05-2018

La coronación de la Virgen tiene el significado de proclamar la realeza de Nuestra Señora.
Hoy como cada año, la Iglesia celebra la coronación de María como Reina y Madre de todo lo creado
El fundamento principal de la realeza de María es su divina maternidad, que la eleva al orden hipostático y la une indisolublemente con su divino Hijo Rey universal.
Estos son los niños encargados de coronar a la Virgen.
Pablo VI dice en su Exhortación Apostólica Marialis cultus: «La solemnidad de la Asunción se prolonga jubilosamente en la celebración de la fiesta de la Realeza de María, que tiene lugar ocho días después y en la que se contempla a Aquella que, sentada junto al Rey de los siglos, resplandece como Reina e intercede como Madre». Se subraya así el vínculo profundo que existe entre la Asunción y la Coronación de la Virgen. En esa misma línea de pensamiento, el Concilio Vaticano II, en su Constitución sobre la Iglesia, enumera las grandezas de la Madre de Jesús, que culminan en su coronación: Los Apóstoles recuerda, antes de recibir el Espíritu Santo el día de Pentecostés, perseveraban unánimes en la oración con María, la Madre de Jesús. También María imploraba con sus oraciones el don del Espíritu, que en la Anunciación ya la había cubierto a ella con su sombra. Finalmente, la Virgen Inmaculada, preservada inmune de toda mancha de culpa original, terminado el decurso de su vida terrena, fue asunta en cuerpo y alma a la gloria celestial, y fue ensalzada por el Señor como Reina universal con el fin de que se asemejase de forma más plena a su Hijo, Señor de señores y vencedor del pecado y de la muerte (Lumen gentium, 59).
Todos debemos imitar, con vigilante y diligente cuidado, en sus propias costumbres y en su propia alma, las grandes virtudes de la Reina del Cielo y Madre nuestra amantísima.
La fiesta de María Reina, la instituyó en 1954 Pío XII, quien, después de fijarla para el 31 de mayo, escribía en su ya citada Encíclica: Procuren todos acercarse ahora con mayor confianza que antes, todos cuantos recurren al trono de la gracia y de la misericordia de nuestra Reina y Madre, para pedir socorro en la adversidad, luz en las tinieblas, consuelo en el dolor y en el llanto, y, lo que más interesa, procuren liberarse de la esclavitud del pecado. Sean frecuentados sus templos por las multitudes de los fieles, para en ellos celebrar sus fiestas; en las manos de todos esté la corona del Rosario para reunir juntos, en iglesias, en casas, en hospitales, en cárceles, tanto los grupos pequeños como las grandes asociaciones de fieles, a fin de celebrar sus glorias. En sumo honor sea el nombre de María... Empéñense todos en imitar, con vigilante y diligente cuidado, en sus propias costumbres y en su propia alma, las grandes virtudes de la Reina del Cielo y Madre nuestra amantísima. Consecuencia de ello será que los cristianos, al venerar e imitar a tan gran Reina y Madre, se sientan finalmente hermanos, y, huyendo de los odios y de los desenfrenados deseos de riquezas, promuevan el amor social, respeten los derechos de los pobres y amen la paz
Decía Pío IX en la bula en que definió el dogma de la Inmaculada Concepción: «Con ánimo verdaderamente maternal al tener en sus manos el negocio de nuestra salvación, Ella se preocupa de todo el género humano, pues está constituida por el Señor Reina del cielo y de la tierra y está exaltada sobre los coros todos de los Angeles y sobre los grados todos de los Santos en el cielo; estando a la diestra de su unigénito Hijo, Jesucristo, Señor nuestro, con sus maternales súplicas impetra eficacísimamente, obtiene cuanto pide, y no puede no ser escuchada».
Que a semejanza y en perfecta dependencia de Jesucristo el reino de María no es un reino temporal y terreno, sino más bien un reino eterno y universal: reino de verdad y de vida, de santidad, de gracia, de justicia, de amor y de paz.
Terminada la celebración Eucaristíca, los niños comenzarón a decirles piropos a la Virgen, y a colocarle flores
San Juan XXIII: "¡Oh, María Inmaculada, estrella de la mañana que disipas las tinieblas de la noche oscura, a Ti acudimos con gran confianza!"
San Juan Pablo II: "A ti, Virgen inmaculada, predestinada por Dios sobre toda otra criatura como abogada de gracia y modelo de santidad para su pueblo, guía tú a sus hijos en la peregrinación de la fe, haciéndolos cada vez más obedientes y fieles a la palabra de Dios."
San Luis de Monfort: "María es el camino más seguro, el más corto y el más perfecto para ir a Jesús."
Madre Teresa de Calcuta: "A María, nuestra Madre, le demostraremos nuestro amor trabajando por su Hijo Jesús, con Él y para Él."
San Ignacio de Loyola: "Por mucho que ames a María Santísima. Ella te amará siempre mucho más de lo que la amas tú."
San Juan Vianney: "Claro que Dios podría hacer un mundo más bello que éste; pero no sería más bello si en él faltara María."
San Juan Pablo II: "Totus Tuus (Todo tuyo) a través de la Inmaculada."
Dios todopoderoso, que nos has dado como Madre y como Reina a la Madre de tu Unigénito, concédenos que, protegidos por su intercesión, alcancemos la gloria de tus hijos en el reino de los cielos. Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén.

domingo, 27 de mayo de 2018

IV Jornada Social Parroquial 27-05-2018

Cáritas Santa Teresa de Calcuta de la Parroquia Inmaculada Concepción realizó la IV Jornada Social, con el fin de ayudar a los más necesitados.
Así como se acercan al Señor los hijos de Zebedeo, Santiago y Juan, también los pobres se acercan a nosotros de modos diversos y nuestra respuesta debe ser la del Señor: ¿Qué queréis que haga por vosotros? Una respuesta que tiene un contenido fundamental: El de ser servidores, hacernos esclavos de todos, dar la vida por todos los hombres. Y todo ello para conquistar y reconocer la dignidad que Dios nos ha dado. Por eso, Cárita Santa Teresa de Calcuta de la mano con la Iglesia, se hace y es servidora de los pobres.
Nuestras enfermeras tomarón la presión arterial y los niveles de glicemia para descartar cualquier condición que pueda generar problemas de salud y luego se remiten a los médicos.
El servicio prestado consistió en Asistencia Médica, por parte de los Doctores Alfredo Alvarado y Pedro Moreno, las Licenciadas en Enfermería Mary de Griman y Maritza de Rodriguez, además se hizo entrega de medicamentos a los pacientes atendidos.
A nadie le sobra nada pero siempre hay algo que dar porque Dios nunca nos deja las manos vacías.
En está excelente jornada pudimos observar la situación que viven nuestros hermanos necesitados y como desde el amor de Dios podemos encontrar las fortalezas para enfrentar todos los problemas.
Corte de cabello, fue otro servicio prestado para embellecer los rostros tristes de nuestros hermanos por tantas necesidades que vivimos.
Nuestros hermanos han preparado una rica sopa para brinadar a los más necesitados.
Se beneficiarón de esta acción familias vulnerables, niños, adultos y personas de la tercera edad que degustaron de una suculenta taza de sopa.
Al mismo tiempo, se hizo entrega de ropa a jóvenes, niños, adultos y ancianos.
Oración por los pobres
Señor, enséñanos a no amarnos a nosotros mismos, a no amar solamente a nuestros amigos, a no amar sólo a aquellos que nos aman.
Enséñanos a pensar en los otros y a amar, sobre todo, a aquellos a quienes nadie ama.
Concédenos la gracia de comprender que, mientras nosotros vivimos una vida demasiado feliz, hay millones de seres humanos, que son también tus hijos y hermanos nuestros, que mueren de hambre, sin haber merecido morir de hambre; que mueren de frío, sin haber merecido morir de frío…
Señor, ten piedad de todos los pobres del mundo. Y no permitas, Señor, que nosotros vivamos felices solos.
Haznos sentir la angustia de la miseria universal, y líbranos de nuestro egoísmo.
Amén.