Reciban un cordial saludo, a todos los que a través de este blog de la PARROQUIA INMACULADA CONCEPCIÓN, de Yaritagua, Municipio Peña Estado Yaracuy, Venezuela están en contacto. Queremos crecer como una comunidad cristiana que ANUNCIA, FORMA, CELEBRA Y DA TESTIMONIO DE NUESTRO SEÑOR JESUCRISTO. Todos los cristianos, nos sentimos invitados y llamados a asumir el compromiso de evangelizar de la que cada uno somos corresponsables. Párroco Jesús Antonio Acero.

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domingo, 16 de abril de 2017

Domingo de Resurrección 16-04-2017

“¡Es verdad! ¡El Señor ha resucitado!”
Como señaló ya en los primeros tiempos el apóstol Pablo, si Jesús no hubiese resucitado la predicación sería vana y seríamos los hombres más dignos de compasión (1 Cor 15, 14.19).
El Domingo de Resurrección es la fiesta más importante para nosotros los cristianos católicos, porque celebramos la Resurrección de Nuestro Señor Jesucristo tras haber sido crucificado mortalmente. Alabamos que Jesús triunfó sobre la muerte, abriendo la puerta de los cielos a los creyentes. Con esta conmemoración religiosa se finaliza con la Semana Santa para la fe católica.
Es el día en que Cristo resucita después de ser crucificado, y resucita en “Cuerpo Glorioso” va al encuentro con sus apóstoles y luego sube al cielo. Hoy, termina la Semana Santa y, con esta celebración final del Día de la Resurrección, se solemniza uno de los pilares de la fe católica.
La Resurrección es fuente de profunda alegría. A partir de ella, los cristianos no podemos vivir más con caras tristes.Debemos ontemplar los lugares donde Cristo se apareció después de Su Resurrección.
El Domingo de Resurrección o de Pascua es la fiesta más importante para todos los católicos, ya que con la Resurrección de Jesús es cuando adquiere sentido toda nuestra religión.
Cristo triunfó sobre la muerte y con esto nos abrió las puertas del Cielo. En la Misa dominical recordamos de una manera especial esta gran alegría. Se enciende el Cirio Pascual que representa la luz de Cristo resucitado y que permanecerá prendido hasta el día de la Ascensión, cuando Jesús sube al Cielo.
La Resurrección de Jesús es un hecho histórico, cuyas pruebas entre otras, son el sepulcro vacío y las numerosas apariciones de Jesucristo a sus apóstoles.
Cuando celebramos la Resurrección de Cristo, estamos celebrando también nuestra propia liberación. Celebramos la derrota del pecado y de la muerte.
En la resurrección encontramos la clave de la esperanza cristiana: si Jesús está vivo y está junto a nosotros, ¿qué podemos temer?, ¿qué nos puede preocupar?
Cualquier sufrimiento adquiere sentido con la Resurrección, pues podemos estar seguros de que, después de una corta vida en la tierra, si hemos sido fieles, llegaremos a una vida nueva y eterna, en la que gozaremos de Dios para siempre.
¡Aleluya Él Señor ha resucitado! Y porque Él Señor ha resucitado, también nosotros resucitaremos con Él.
Si creemos ¡Ya estamos resucitados con Cristo y para Cristo!
Y ya en esta vida tenemos una participación en la Resurrección de Cristo. Si bien es cierto que Jesús nos resucitará al final de los tiempos, también es verdad que, en un cierto sentido, con Él ya hemos resucitado. ¡La vida eterna comienza ya en este momento! Comienza durante toda la vida, hacia aquel momento de la resurrección final. Y ya estamos resucitados! De hecho, mediante el Bautismo, somos incorporados en la muerte y resurrección de Cristo y participamos de la vida nueva, que es la vida de Él. Por lo tanto, a la espera del último día, tenemos en nosotros mismos una semilla de resurrección, como la anticipación de la resurrección plena que recibiremos en herencia. Por esta razón, también el cuerpo de cada uno de nosotros es resonancia de eternidad, y por ello siempre debe ser respetado; y sobre todo se debe respetar y amar la vida de los que sufren, para que sientan la cercanía del Reino de Dios, aquella condición de vida eterna hacia la que caminamos ¡Y este pensamiento nos da esperanza! Estamos en camino hacia la Resurrección. Y esta es nuestra alegría: un día encontrar a Jesús, encontrarnos con Jesús todos juntos, todos juntos - no aquí en la plaza, en otra parte - pero felices con Jesús. ¡Y este es nuestro destino!

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