Miércoles de Ceniza, tiempo propicio para la reflexión interior

El Miércoles de Ceniza marca la entrada oficial en Cuaresma, tiempo de preparación para la fiesta de la Pascua que dura cuarenta días.

El término “ceniza” viene del latín cinis, siendo el producto resultante de la combustión del fuego. Este residuo frío y pulverulento pronto adquirió un sentido simbólico de muerte y caducidad, así como de humildad y penitencia. La ceniza simboliza la muerte, la conciencia de la nada y de la vanidad de las cosas. A los cristianos les recuerda que esta vida es tan sólo una preparación, siendo el verdadero destino llegar a Dios en la vida eterna.

Por qué se llama Miércoles de Ceniza

El Miércoles de Ceniza tiene este nombre tan curioso por relación directa con la tradición más antigua. Durante años, en la misa que se celebraba el primer día de la Cuaresma, se imponía a los fieles sobre la frente las cenizas de los ramos que festejaron el Domingo de Ramos. Cuando estas ramas se quemaban, los residuos eran bendecidos por los sacerdotes y posteriormente se disponían sobre los asistentes a misa.

La imposición de las cenizas se utiliza, desde el Antiguo Testamento, como signo de la mortalidad del ser humano, como símbolo penitencial y como proclama del arrepentimiento de los pecados. Así, los residuos quemados han pasado a formar parte de la tradición cristiana, e incluso tienen definición propia en el diccionario de la RAE bajo el término 'Miércoles de Ceniza': “Día en que se toma la ceniza, que es el primero de la Cuaresma y el cuadragésimo sexto anterior al Domingo de Resurrección”.

Ese día está marcado por una celebración en la que el sacerdote traza una cruz sobre cada fiel con ceniza, diciéndole: “Conviértete y cree en el Evangelio”. Esta costumbre es una antigua práctica penitencial que se remonta al pueblo judío.

La Cuaresma es un periodo de penitencia, de ayuno, pero se trata sobre todo de privarse de lo superfluo para dedicarse más profundamente a los demás por la limosna y a Dios por la oración. El sentido de esta práctica es recordar el retiro que Jesús realizó al desierto para rezar y meditar durante 40 días.